Ayudar a nuestros hijos a afrontar los cambios

Seamos sinceros CHOMANDEROS, afrontar cambios en nuestras vidas puede ser una de las situaciones más inquietantes, incluso para aquellas personas que con regularidad buscan reinventarse. Por lo general, los cambios nos sacan de nuestra zona de confort y eso causa el rechazo hacia ellos.

Como adultos somos capaces de asumir los cambios con madurez e identificar las cosas que nos incomodan. Somos capaces en cierta medida de transmitir lo que sentimos respecto a los cambios y comunicarlo. Sin embargo, en el caso de los niños la situación puede ser más compleja.

Por general, los niños son capaces de adaptarse más fácilmente a situaciones desconocidas como por ejemplo hacer amigos en el parque. Pero esto no significa que para todos los niños sea tarea sencilla hacer nuevos amigos o vivir experiencias diferentes. Comenzar en un colegio nuevo, iniciar un año escolar, retomar la rutina luego de las vacaciones de verano; son algunas experiencias que generan cambios en el niño.

Un error común en nosotros los adultos es tratar de minimizar el miedo o la ansiedad de nuestros hijos, restando importancia a lo que sienten.

No lo hacemos a mal, más bien creemos que con esta actitud podemos hacerles más fuertes e independientes y anular sus inseguridades.

Pero si tu hijo te comentó que no se siente cómodo conversando con otros niños en el parque o que tiene miedo de entrar al salón de clases, ya está dando señales y es importante escucharle para que aprenda el verdadero valor de transmitir lo que siente y respetar los sentimientos de los otros.

Si en lugar de decirle a tu hijo: “¿De qué miedo me hablas? ¡Vamos! entra ya, que tú eres un campeón y eres grande”, le dices: “Ya sé que entrar al salón te da miedo. A mí también me pone nerviosa lo desconocido. Ya verás que en lo que avance el día te sentirás más cómodo. Si te angustia algo, puedes hablar con la maestra que de seguro ella me llamará”

¿Cuál crees que pueda ser la reacción de tu hijo?

Muy probablemente en la primera situación entrará aterrado, se sentará en una esquina y esperará a que avance el día. Te aseguro que se va a integrar, pero al principio le será difícil.

En cambio, con el segundo mensaje irá directo donde la maestra nueva porque de alguna forma ya les has dicho que puede confiar en ella. “Ante cualquier cosa, me llamará”.  Y a través de la maestra le será más fácil integrarse al grupo.

 

¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a enfrentar los cambios?

 

Aprovechando el fin del verano y el reinicio de las clases, ten en cuenta los siguientes tips:

  1. Escúchalo, no menosprecie ninguno de sus sentimientos: Hay niños a los que les resulta más fácil decir lo que sienten, mientras otros son más reservados y su comportamiento habla por sí solo. No restes importancia a lo que dice o cómo actúa porque él confía en ti y en que tú le ayudarás.
    Evita decir cosas como: “El miedo no existe”, “ya eres grande para esa eso”, “¿qué? Ahora tienes pena”, “¡Vamos! Eres un varón y los varones no lloran (o sienten miedo)”, “tu hermano no era así”.
  2. Háblale sobre lo que podrá encontrar en su camino: La ansiedad disminuye y la confianza aumenta cuando sabemos con qué nos podemos topar ante una  nueva experiencia. Explícale a tu hijo lo que significa el cambio al que se enfrenta y las cosas que podrán venir.
    Si el cambio está asociado a la pérdida de un ser querido o una separación, trata de enfocar tu conversación en términos positivos:
    – “No será una situación fácil, pero estoy seguro de que sabremos superarlo”
    – “Es normal sentirse triste, posiblemente te sientas así por varios días, pero poco a poco irá mejorando”
  3. Acompáñalo: Los niños confían a ciegas en su madre, padre o figuras de afecto con las que han crecido. Hazle saber y sentir que puede contar contigo en todo momento.
    Si le da miedo comenzar en una nueva clase, acompáñalo hasta el salón. Tómate el tiempo para escucharlo y asegurarle que estarás allí cuando termine su jornada.
  4. Aconséjale: Aprovecha todas las anécdotas que comparta contigo para darle tu feedback sobre su comportamiento. Refuerza las acciones positivas y trata de influir en aquellas que no lo sean:
    – “Qué bueno que has conocido a alguien de tu salón”
    – “No creo que a todos los niños les guste que le hagan bromas sobre su cabello. Mejor háblale sobre las caricaturas que más te gustan”
  5. Nunca dejes de demostrarle tu cariño: Todos necesitamos un lugar seguro donde resguardarnos ante los momentos de ansiedad. No importa si somos grandes o pequeños.

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